Docente es una palabra que logra abarcar un basto campo, ya que en cuanto a su definición una larga lista de características y responsabilidades le recaen. Esto permite al término ser plurisignificativo, admitiendo que cada sujeto lo defina y lo construya en su proceso cognoscitivo de manera subjetiva. Lo interesante es que a pesar de las construcciones mentales de cada persona es indiscutible decir que un docente cualquiera que sea en el mundo es el portador de un conocimiento que será transmitido a otros sujetos.
Lo discutible de la delimitación de un docente es la manera o método en la que transmite el conocimiento, es posible que este proceso lo enmarque hacia una tipología y así logre su propia definición y papel en la sociedad.
Este tipo de reflexiones atienden a la importancia del docente en cualquier tipo de sociedad, y esto hace que algunas tipificaciones de maestros se tengan en cuenta, sobresalgan y sean llevados a la literatura y el cine, ejemplificando algunos maestros que podemos encontrar en nuestra cotidianidad.
En el cuento La lengua de las mariposas del autor mexicano Manuel Rivas (Cuento que fue llevado al cine), se muestra un profesor llamado Don Gregorio, docente de ideas republicanas que a pesar del momento que estaba a punto de venirse por causa de la guerra civil en España, transmitió a sus estudiantes no solo apuntes académicos, sino que se interesó por temas como la libertad que inculcaba cada día a sus aprendices. Es un docente entregado totalmente a su oficio, que se interesa por marcar cada vida estudiantil, demostrando que el aprender puede ser divertido y que una clase no se limita a un aula que va mucho más allá. Don Gregorio siente su profesión de corazón, le preocupa más la formación intelectual de un niño que tener dinero tan solo para un traje que ya esta roto.
“Autorretrato”, poema del chileno Nicanor Parra, muestra un profesor marcado tristemente por los años con huellas de fracaso que quizá pueda traducirse en la imposibilidad de transformar a sus estudiantes y verles siendo siempre los mismos, preocupados por banalidades que los alejan del conocimiento. Muestra en cada verso la desdicha brindada por un oficio mal remunerado en todos los aspectos, un ser cuya única ambición es el descanso, el olvido del tiempo que lo esta enloqueciendo. Es un docente muy común en Colombia, un país que no brinda las oportunidades debidas a los maestros, sino por el contrario cada día los sumerge más hacia el olvido, una profesión que ahora cualquiera puede ejercer sea lo que sea, preparado o no. ¿Y de los de épocas pasadas? ¿De los que hacen parte del autorretrato? Rogar por una pensión que esperan no demore.
El colombiano Roberto Rubiano crea un cuento llamado “La iniciación”, cuyos personajes principales son dos maestros llamados Moya y Bustos, se exhiben dos sujetos artos de su profesión. Son personas mayores que son la burla continua de los estudiantes. Sus pasos lentos y la espera de la pensión, demuestran el afán de acabar con esa etapa que los entierra poco a poco.
En “la clase” película francesa, su protagonista François, es un docente joven que cree tener la razón por encima de todo, cegándose ante sus errores, pretendiendo mantener el control de la clase como sea. Mantiene una fuerte comunicación con sus estudiantes en clase, sin embargo, su clase algunas veces se le sale de las manos. Es un profesor que brinda dialogo, amistad, que es capaz de mezclar sentimentalismos en su clase sin olvidarse de lo importante que es exigir.
Los anteriormente nombrados son tan solo unos de los pocos tipos de docentes que hay y que dadas sus diferencias no puede ser conceptualizados como si fuesen lo mismo. Es por esto que este texto no propone dar una definición de docente, solo desea recordar que cada quien es libre de construir su concepto de docente en la cabeza, sin olvidar que cada uno tiene sus particularidades que permiten el proceso de enseñanza más o menos significativo. Y que dada la humanidad del maestro tenderá a ser diferente porque no todos sienten lo mismo al ejercer su profesión. Unos como Moya y Bustos lo harán por compromiso, otros como Don Gregorio por la satisfacción de ver a sus estudiantes siendo diferentes, críticos, y otros como François con la convicción de amar su profesión.